
El domingo 4 de agosto de 2019 se produjo el fallecimiento de Eugenio Chahuán Chahuán (1951 – 2019), insigne profesor del Centro de Estudios Árabes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Parte fundamental de la institución por décadas, fue uno de los pioneros en el desarrollo de los estudios árabe – islámicos de manera sistemática en el ámbito universitario chileno, así como en el estudio de la migración palestina a Sudamérica y a nuestro país. Una reseña de la enorme actividad que desarrolló puede leerse en la semblanza en su honor escrita por la Facultad de Filosofía y Humanidades en este enlace.
El Centro de Estudios Árabes agradece los múltiples mensajes de condolencia, los saludos y la compañía tanto para nosotros como para su familia en estos momentos. La ceremonia religiosa en su honor, desarrollada el 5 de agosto en la Iglesia Ortodoxa San Jorge de Recoleta (lugar que el profesor siempre recordaba que había surgido del esfuerzo de inmigrantes como su propio abuelo), así como sus funerales en el Parque del Recuerdo tuvieron un marco de público impresionante, como muestra de las diferentes dimensiones que el profesor Chahuán desarrolló a lo largo de su vida.
Estaba su familia, como muestra de su vida personal. Estuvieron sus colegas, funcionarios, otros profesores, directivos, alumnos y exalumnos de la Universidad de Chile y otras instituciones, como ejemplo de su vida universitaria. Y también hubo muchos representantes de la colectividad árabe y palestina en Chile, reconociendo el enorme papel que tuvo en la articulación de organizaciones y actividades de la colonia residente.
Como centro, lo recordamos ahora con esta imagen que de seguro retrata lo que todos quienes lo conocimos tendremos en nuestra memoria: un Eugenio alegre, lleno de vida, dinámico e incansable.
Como homenaje final, les dejamos a ustedes las palabras dichas en su misa por parte del profesor Kamal Cumsille en representación de todos los académicos del Centro de Estudios Árabes.
PALABRAS DEL CENTRO DE ESTUDIOS ÁRABES EN HOMENAJE A EUGENIO CHAHUÁN
Estas son las palabras de una comunidad dolida y conmocionada, que es la del Centro de Estudios Árabes de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, ante una pérdida irrecuperable, como es la del profesor Chahuán, nuestro maestro.
El profesor Chahuán siempre nos decía en sus conversaciones (su gran lección era siempre la conversación) que el mundo árabe necesitaba un profeta. Y pues, resulta que él era ese profeta. En el sentido de la filosofía de Al-Farabi, él realmente es un profeta. El profeta según Al-Farabi, es aquel que piensa en vigilia lo que los demás sólo somos capaces de pensar en el sueño. Y eso era justamente el maestro, estaba despierto aunque todos durmieran, y pensaba en vigilia lo que los demás solo soñamos.
Reunía todas las filosofías de todos los filósofos en la práctica de toda una vida.
Era el único capaz de comprender la unidad de todo en la multiplicidad sin tener que recurrir a esas telas de araña que son las discusiones filosóficas sobre lo uno y lo múltiple.
La crítica para él consistía en la afirmación de la vida. Estar donde hay que estar, y hacer lo que hay que hacer. Tenía un sentido único de la oportunidad. Era el hombre más oportuno que haya existido. Oportuno, no oportunista, que es otra cosa (el oportunista busca las oportunidades y no necesariamente las encuentra oportunamente) y por lo demás, es una de las actitudes que el profesor más odiaba. Èl era oportuno, sabía siempre el momento justo en el que hacer cada cosa, de modo que su contribución impactaba siempre en su máxima potencia.
Así es su contribución al arabismo. Era el único capaz de relacionar en una misma conversación a Al-Mutanabbi (poeta arabe clásico), con Darwish (poeta palestino contemporáneo), con Andrés Sabella (poeta chileno-palestino de la generación del 38, el poeta de norte de Chile). La comprensión del islam clásico, la política Árabe contemporánea y la presencia árabe en América, era todo parte de lo mismo. Así es como, al mismo tiempo que generó un desarrollo integral de los estudios árabes, que se ve reflejado en la misma constitución del centro y sus programas, fue un luchador incansable de la causa palestina y demoledor de los estereotipos racistas en general, también abrió la puerta para la comprensión de una cultura chileno árabe. Atento a la prensa árabe en Chile, la literatura de los migrantes y sus descendientes, las conexiones políticas entre las comunidades y los países de origen, la integración cultural, a todo nivel, de los descendientes. Nos hizo entender que la migración en nuestro centro no era meramente un asunto de datos, hechos y comportamientos que se abordaran desde una ciencia social. No, era un asunto intelectual que era parte de la comprensión de nosotros mismos. Para él el asunto era la cultura chileno árabe, en un amplio sentido.
Era un productor, creativo y creador, aunque no necesariamente siempre llegara a una obra por él firmada, al mismo tiempo que todos podíamos reconocer que tal cosa era obra suya. Las obras del profesor Eugenio Chahuan eran mucho más que obras en sentido estricto, más que sobre abundancia de papers o de libros (solo publicó uno), nuestro maestro producía climas, ambientes, programas, políticas, festivales, recitales, conciertos; “crear ambiente” decía… “hacer activismo”…. lo que no significaba que siempre fuera referente a Palestina (que era su vida), ese activismo podía incluir temas como Al-Andalus, la literatura árabe contemporánea y el elemento Árabe en America, o a veces estas tres cosas podían estar reunidas, como de hecho ocurría, en actividades que además de conferencias, incluían lecturas de poesía, música y teatro, que hacían que los públicos se enamoraran de las humanidades. Ese es el legado, el profesor Chahuán era un humanista encantador que enamoraba a cualquiera con su luminosidad, y no solo de él, sino de sus causas y de sus asuntos. Del profesor Eugenio, aunque era un gran erudito, la erudición es lo que menos importa en la ética que nos deja como legado, que es una ética de afirmación de la vida, de la amistad, del placer, de la felicidad. Gracias al profesor, ganamos amigos enamorados para nuestras causas políticas y seguidores de nuestros asuntos intelectuales. Lo que nos deja el maestro es una intensidad que quedará para siempre en nuestro ambiente, porque esa es su obra, él creaba ambientes, y por eso su obra no es un puñado de escritos que podrá quedar en un estante, sino que es una intensidad que quedará con nosotros y mucho más allá de todos nosotros, eternamente. Memoria eterna, Maestro…